Tras el retorno de la monarquía absoluta con la Restauración europea, las sociedades reaccionan con las revoluciones liberales y, posteriormente, con la revolución obrera. Estos hechos propiciaron la aparición de dos estilos artísticos: el Romanticismo y el Realismo. Los dos movimientos tendrán un marcado contenido social y arrinconarán el arte elitista y académico de las clases altas, creando las bases de lo que se puede considerar inicio del arte de masas.
Tanto el Romanticismo como el Realismo se basan en la libertad creadora, la huida del academicismo y de las normas estrictas. Y, por último, el apoyo de la burguesía, dejando a un lado a la aristocracia elitista más academicista.
El movimiento romántico tuvo lugar en las primeras décadas del siglo XIX por toda Europa. No se trató únicamente de un estilo artístico, sino de una corriente intelectual cargada de connotaciones políticas que reaccionaba contra el sistema clasicista anterior. Los principales valores del Romanticismo fueron la exaltación del individualismo, el amor por la libertad, la defensa del sentimentalismo y la impulsividad frente a la razón de la Ilustración.
